Érase una vez un curso de 3º que al llegar una mañana a sus clases se encontraron que sus sitios habían sido ocupados por unos feroces leones. Los alumnos se quedaron muy sorprendidos e intentaron dialogar con ellos para ver qué podían hacer, porque tanto los leones como los niños querían aprender. Estuvieron hablando un buen rato y llegaron a un acuerdo: los dos se quedarían compartiendo sitio. Así cada niño se quedó con un león que cuidó y mimó con mucho material para ponerlo limpio y aseado porque, la verdad, estaban un poco "guarretes". Los leones se pusieron muy contentos y los alumnos eran felices de ver cómo podían compartir lo que tenían con sus animalitos (arena, lana, pastas de todo tipo...). Cada uno trajo lo que podía.
